“Happiness seems to be loneliness
and loneliness chilled my world.
How could you guess, when you're only thinking of yourself?
How you looked to other girls”
Tomcraft, Loneliness
Qué sería de nosotros sin estos momentos de auténtica libertad personal, de aprofundimiento interior y de racionalidad para asentar y ordenar nuestras ideas. La lucidez de la mente nos lleva muchas veces a la plenitud espiritual, y es entonces cuando nos regocijamos en el gusto de la soledad, dónde no hay más que una norma, la de cada uno. Y con ello se derrumban las barreras que nos separan de la realidad social, y las de la imposibilidad de nuestros sueños. La dominancia de única voz permite que todo cuanto se nos presenta en la cabeza es factible, no hay reproche ni discusión ajenos. Todo se simplifica y se aclara. Aunque sea un espejismo, se vislumbra claramente.
Pero qué distinta llega a ser la situación cuando la soledad no es un acto de propia voluntad…
Habitación de hotel. Edward Hopper (1931)
Hablando sobre la era postmoderna, de la sociedad de masas y de la informatización, se recurre frecuentemente a caracterizarla por el sufrimiento de las personas de vivir en una tremenda soledad. El hombre del siglo XX es una persona solitaria. Diversos autores han hablado del fin de las ideologías (J. Baudrillard), y con ello el fin del sentimiento de la pertenencia de clase y de grupo. Estamos más comunicados que nunca con quiénes queremos, sin embargo, estamos a la vez, aislados del resto de mortales. ¿Es que podemos pero, simplemente, no queremos? ¿Es egolatría, es competencia, es rechazo hacia los demás? “La gente se siente sola porque construye murallas en lugar de puentes”, es una afirmación muy inteligente del escritor americano Joseph Fort Newton, de lo que es el origen de toda soledad: una mezcla de falta de comprensión y de barreras psicológicas, ya sean convenciones sociales u otras experiencias.
Según la psicología moderna, la soledad es la plaga de nuestra época (hay un crédito de libre elección en la UAB sobre el tema), aún así, está claro que es un sentimiento universal en la humanidad. Todos nos hemos sentido solos, y todos a lo largo de los tiempos.
Entonces, ¿para qué definir la soledad como una característica de nuestra época?
De hecho los grandes pensadores clásicos ya reflexionaban sobre el tema. La aportación de zoon politikon de Platón, entendiendo la naturaleza del ser humano con un importante componente social, de necesidad de tener que agruparse. Posteriormente, también Epicuro sentenció que la felicidad de las personas era imposible sin la compañía de otras. Sin amigos con los que compartir es imposible encontrar el placer. El hedonismo fue, junto al cinismo y al estoicismo diferentes formas de la Grecia helénica de afrontar los problemas y las dificultades de la vida, que al fin y al cabo, se pueden acabar reduciendo a uno sólo, la soledad.
Posteriormente, las tres grandes religiones monoteístas (y todas) también han respondido a esa llamada de la gente frente al miedo de la soledad, y los grandes teólogos siempre han referido a Dios para apaciguar éste dolor del espíritu. Con la vuelta al antropocentrismo, en el renacimiento y el romanticismo han seguido estas dudas internas, que se pueden reflejar en los escritos de muchos autores. Sin embargo, en la ausencia de creencias, de ideales románticos y de metas, el hombre contemporáneo se halla sólo ante la sociedad, que no puede satisfacerle más que en dosis a corto plazo.
Citas célebres
Aprendan a amar la soledad; pero acepta siempre con gusto las interrupciones.
Noel Clarasó, escritor (1899-1985)
Ofrecer amistad al que pide amor es como dar pan al que muere de sed.
Ovidio, poeta (43 a.C.-17 d.C.)
La valía de un hombre se mide por la cuantía de soledad que le es posible soportar.
Friedrich Nietzsche, filósofo (1844-1900)
¿Porqué los hombres rehuyen la soledad? Porque son pocos los que se encuentran en buena compañía consigo mismos.
Carlo Dossi, escritor (1849-1910)
El instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad. Arthur Schopenhauer, filósofo (1788-1860)
El talento se cultiva en la soledad; el carácter se forma en las tempestuosas oleadas del mundo.
Johann Wolfgang von Goethe, escritor (1749-1832)
Todos los gritos fuertes nacen de la soledad. León Gieco, músico (1951)
Todo nuestro mal proviene de no saber estar solos. Jean de la Bruyère, ensayista (1645-1696)
La más segura cura para la vanidad es la soledad. Thomas Wolfe, escritor (1900-1938)
La soledad es el precio de la libertad. Carmen Díez de Ribera, política (1942-1999)
El que escucha música siente que su soledad, de repente, se puebla. Robert Browning, poeta y dramaturgo (1812.1889)
La gente que no necesita a la gente necesita a la gente a su alrededor para que se sepa que es el tipo de gente que no necesita a la gente.
Terry Pratchett, escritor de ciencia ficción, (1948)
Quizá la mayor equivocación acerca de la soledad es que cada cual va por el mundo creyendo ser el único que la padece.
Jeanne Marie Laskas, escritora