viernes, 28 de marzo de 2008

Daft Punk: Electroma. Entre la música y el cine


El dueto francés Daft Punk, formado por Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo, si ha destacado por algo ha sido por su música que a finales de los noventa supuso una entrada de aire fresco para el panorama de la electrónica. Su primer álbum, Homework (1997), fue publicado por el sello Soma Quality Records, y se convirtió en un referente que influenció en muchos otros artistas. El género agrupador es el house, a partir de ahí el dueto combina acordes del disco y de la balada rock con toques de funk, techno y synth.
Aún así el gran éxito vino con el disco Discovery (2001), licenciado por Virgin con un aire más comercial y enfocado a las pistas de baile. De este disco se desprendieron en las radios musicales generalistas canciones como One more time, Harder, Better, Faster, Stronger o Digital Love. Más personal y que seguramente decepcionó a muchos que esperaban algo parecido a su disco anterior, fue Human After All (2004). Sin embargo, una faceta muy desconocida de Daft Punk es su producción cinematográfica, y es que desde sus inicios han propuesto un producto cultural multimedia. Me explico.

En 1999 llegaba D.A.F.T.: A Story About Dogs, Androids, Firemen and Tomatoes, una recopilación de videos caracterizando algunas de las canciones del álbum Homework, la principal diferencia con el video clip, es que en algunos videos, como el caso de Da funk, habían diálogos. De hecho, este es el único caso de toda su filmografía donde hay conversaciones, porque en Interstella 5555, Daft Punk recurrían al dibujante de manga japonés Kazuhisa Takenouchi
, para poner imagen a Discovery, creando una curiosa historia en que un magnate de la música se dedica a raptar a músicos extraterrestres para convertirlos en megaestrellas en la Tierra. Aquí quizás sí, se podría considerar un video clip de más de una hora.


Con eso, en 2006, los franceses hacían el largometraje más trabajado hasta el momento. Se trata de Electroma, donde ellos mismos son caracterizados en una historia muy parecida a la película Gerry (2002), del controvertido director Gus van Sant. Muy parecido por las escenas del recorrido de los protagonistas a través del desierto, de hecho, es realmente descarado en la forma, pero no tiene nada, o poco que ver, en cuanto al contenido. Creo que Electroma resulta ser mucho más efectiva que Gerry.
Dos robots tienen el deseo de ser humanos y para ello se someten a una “operación estética”, sin embargo, igual que Ícaro quiso volar y no pudo, la evidencia de las leyes de la naturaleza les hará ver que no pueden.


Con la carencia de diálogos y de expresiones (puesto que no tienen rostro), las interpretaciones resultan prácticamente irrelevantes. Pero ver como dos robots sin rostro, que no dicen nada y que no gesticulan, lleguen a conseguir transmitir sus sentimientos, es, sin duda, el mayor logro. Música y fotografía se convierten, prácticamente, en los únicos lenguajes de emoción: los franceses escogen una banda sonora que no es suya y que toca otros estilos además de la electrónica; la fotografía está al servicio de la música, siendo muy paisajista, pero con la luz y la textura adecuada para cada momento.

La historia es muy simbólica, aunque sencilla. Creo que aunque la forma sí es pretenciosa, el contenido no, de hecho, el mensaje también es simple: forma robótica, pero contenidos humanos, lo que en cierto modo se ve reflejado en el título del álbum Human after all. Aunque no están, muchas de las canciones de éste disco podrían haber sido parte de la banda sonora, pues leyendo los títulos o escuchándolas, inspiran algunas escenas de Electroma.
Uno de los valores con los que se centra la película es la el hecho del ser diferente y de la discriminación, un tema recurrente que también lo encontramos en el video clip de Da funk y, de una forma más positiva y naif, en Interstella 5555. Del mismo modo que a veces discriminamos por cuestiones aparentemente absurdas, Daft Punk absurdizan aún más estos motivos.





Electroma no es más de lo que es, y se advierte que es necesaria una cierta predisposición para visionarla, puesto como ya he dicho lo que se destaca es la forma, la sugestión entre la música y la fotografía. Sin predisposición, curiosidad y sin ganas de imaginar, resultará aburrida.

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